Ayer conseguí el Platino de Marvel’s Spider-Man. Nunca he sido un cazador de trofeos, si bien es cierto que desde que me hice nueva cuenta en PlayStation, las ganas de conseguir algún que otro premio han aumentado considerablemente. Cuando me dispuse a jugar (por fin) Spider-Man miré sus trofeos y no me parecieron muy exigentes; así que me lancé con la meta de conseguir el que sería el segundo platino de mi carrera “gamer”.
Ahora que lo he logrado, se ha despertado dentro de mi una agridulce sensación. Por un lado, estoy satisfecho por haber conseguido algo que no mucha gente tiene. El completar un juego al 100% no es algo que suceda todos los días. Por otro lado, creo que el haber jugado con la meta auto-impuesta de conseguir el trofeo de platino ha arruinado, en parte, mi experiencia de juego. Hablemos de Spider-Man, de sus trofeos y de todo lo que supone conseguirlos.
Lo primero de todo sería decir que esto que planteo no solo puede suceder con Spider-Man y seguramente se pueda asociar a otros muchos juegos. Lo segundo que me gustaría aclarar es que esto no es una crítica hacía el juego como tal. No estoy aquí para valorar este producto al completo, sino solamente una pequeña parte de él y no desde una perspectiva objetiva claro está.
Marvel’s Spider-Man me ha gustado, de hecho me ha sorprendido gratamente. Está claro que tiene muchas carencias propias de un AAA y que se deberían pulir algunas cosas. No obstante, Insomniac ha hecho un trabajo más que notable y ha conseguido algo mucho más importante: crear un juego de Spider-Man que esté a la altura del personaje. Por fin un título del trepamuros puede alardear de un buen trabajo. Lo digo especialmente orgulloso ya que el Hombre Araña siempre ha sido mi superhéroe favorito desde niño. He disfrutando apreciando el amor con el que Insomniac ha elaborado la nueva aventura de Spidey.
UNA HISTORIA MUY CONSEGUIDA QUE NO SATURA NI ABURRE
Sin embargo, como ya he dicho, no estoy aquí para analizar su guión o sus aspectos más técnicos. No es algo que me ocurra a menudo y nunca juego para alcanzar metas más allá de objetivos a corto-medio plazo como ganar una partida o completar la historia de un título. Así que jugar con el objetivo de completar el juego ha sido una experiencia “nueva” para mi. Ese sabor amargo al final de todo este proceso se produce por varios factores:
El contar con un ambicioso objetivo nada más empezar, te hace querer cumplirlo lo antes posible. Por tanto, el esfuerzo que pones a la hora de jugarlo es mayor. Esto tiene dos consecuencias directas: la primera es que focalizas gran parte de tu atención en completar todos los retos que te proponen los trofeos… súbete a la torre de los Avengers, derrota a tantos enemigos de una manera concreta, etc. Al priorizar ciertas cosas por encima de otras, esa parte de disfrute, exploración y experimentación durante el gameplay se pierde. Dejas de hacer ciertas acciones para realizar otras que sean más óptimas para cumplir la meta planteada. La segunda de las consecuencias es la prisa que desencadena jugar así. No habré tardado más de 30 horas en completar Marvel’s Spider-Man al 100%. He ido francamente rápido, para ser yo, y tengo la extraña sensación de no haber visto una gran parte del juego. Es cierto, que está totalmente completo, pero parece que me he perdido muchas cosas de él.
Sinceramente creo que he sacrificado una experiencia de juego más cómoda, por una recompensa a corto plazo. Durante todo el tiempo que he estado jugando he visto como mis acciones se veían condicionadas por los trofeos que tenía que completar. Pese a que las comparaciones son odiosas, me permito el lujo de hablar de lo distinta que fue mi experiencia con Red Dead Redemption 2. Con el título de Rockstar nunca tuve esa sensación de urgencia por terminar. Me limité a disfrutar del camino, contemplar los detalles del salvaje oeste, explorar… tanto con sus escenarios y personajes como con sus mecánicas. Por supuesto, RDR2 es infinitamente superior a Spider-Man, pero sobre el papel son muy similares; ambos son juegos comerciales de mundo abierto, con una historia y decenas de misiones, coleccionables y tareas secundarias.
Si valoró con cuál he disfrutado más jugando sin duda escojo a la aventura de Arthur Morgan. Dejando de un lado el tema de que sea mucho más completo que la aventura del lanzarredes. ¿Por qué? Simplemente porque no juego con la presión de conseguir algo.
No obstante, es hora de matizar. Por supuesto que he disfrutado jugando al título de Marvel. Y no todo es culpa de los trofeos. Ahora viene la segunda parte de este articulo. Los coleccionables han dado la espalda a la isla de Manhattan.
Hasta 15 tipos de coleccionables tenías que completar para conseguir el trofeo de platino: mochilas, lugares turísticos, delitos, tres tipos de guaridas y la lista sigue. Algunos de estos minijuegos tenían sentido y ampliaban las horas de juego del título de una manera coherente. Por el contrario, otros hacían que completarlos fuera todo un suplicio; no por dificultad, ni por tiempo, sino por simple pesadez. Muchos repetían una y otra vez las mismas mecánicas. La saturación de misiones y objetos para reunir era tanta que a veces me sentía angustiado. La diversión pasaba a un segundo plano. Pondré un ejemplo más práctico. Uno de los coleccionables que había que completar era sacar una serie de fotos a los puntos más emblemáticos de Nueva York. Pues bien, iba tan rápido que muchas veces no me paraba ni a mirar el sitio al que le hacía la foto. Prácticamente al final del juego he parado un momento y he ido a Wall Street, simplemente para ver cómo estaba hecho. Tantas cosas que hacer te nublan la vista y convierten en prioridades cosas que no deberían de ser.
LOS COLECCIONABLES ALARGAN EL JUEGO ARTIFICIALMENTE
Cualquiera podría rebatir que no hace falta ir rápido para completar al 100% un juego. Es cierto, pero no es algo que no haya hecho a propósito; ha sido innato. En cuanto me propuse la meta del platino salió esa prisa innecesaria. Además, los coleccionables siempre generan ese efecto. La repetición del mismo proceso causa que al final no se aprecie el resultado y el entorno del juego. Por tanto, parte es culpa del propio videojuego y sus coleccionables, pero otra parte es generada por establecer una serie de metas y retos absurdos. Se coordinan dos errores que no fomentan la singularidad del título.
Habrá gente que disfrute consiguiendo todos los retos que le propongan y es un modo de jugar que respeto, pero no comparto. Quería dejar esta pequeña reflexión por si a alguien le ocurre lo mismo. Para mi, ningún trofeo podrá nunca superar la sensación de toparme de improvisto a un desconocido personaje o deambular sin rumbo por el mapa.
David del Campo Matey
Yo también tengo el platino (desde hace relativamente poco) y bueno, mi caso es distinto ya que soy TrophieHunter y para mi este platino en concreto ha sido demasiado fácil…
Fui haciendo todos los coleccionables según avanzaba la historia, por lo que yo no noté esa pesadez que citas (sí es cierto que si lo dejas todo para el final puede acabar siendo muy pesado…).
Al mismo tiempo, ahora me embarco en la aventura de la Nueva Partida + con la máxima dificultad y una vez haga eso, tendré que hacer los DLC’s para poder obtener el 100% real de trofeos, ya que con el platino se te queda en un 62%.
Dejo el link de mi perfil para que veas mis platinos 😛
https://psnprofiles.com/David_VR46