God of War cambió el panorama de los videojuegos al mezclar con maestría la mitología y el género hack and slash
Si ahora sacas dieces en mitología griega, seguro que no es casualidad. Y no es que te hayas empollado millones de libros y documentos, ¿verdad? Todos sabemos que es gracias a la saga God of War. Esta tuvo su origen en PS2 allá por el 2005, y gracias a ella somos unos auténticos dioses del Olimpo… En sabiduría, claro.
Desarrollado por Sony Santa Monica, la saga ha sido exclusiva de Playstation a excepción del título para móviles God of War: Betrayal. Además, después de presentar síntomas de agotamiento, ha logrado renacer de sus cenizas con una entrega para PS4 digna de Juego del Año. Sin embargo, hoy queremos recordar cómo empezó todo, con un espartano al borde de un precipicio, acosado por sus propios demonios…
God of War nos dio a conocer a Kratos, un general espartano que, a punto de caer derrotado, hizo un pacto con Ares, dios de la Guerra, para acabar con sus enemigos. La cosa salió bien, pero el precio a pagar fue caro. Kratos vendió su alma y acabó tan encolerizado y confuso que, sin saberlo, mató a su mujer y su hija por una engañifa de Ares. Debido a esto, y a que Ares le dio el venazo de destruir Atenas, ciudad predilecta de Atenea, Kratos hizo un pacto con los dioses para acabar con Ares a cambio de librarse de sus pesadillas, las cuales le recordaban sus espantosos crímenes familiares.
God of War nos presentó a Kratos, un espartano atormentado y ansioso de venganza
Esta manera de trasladarnos a la mitología griega hizo que God of War no solo fuera un juego divertido, sino cultural y educativo. Nunca ha sido tan fascinante revivir los mitos de Medusa o la Caja de Pandora como en God of War. Y eso es solo una parte, pues aprendimos a conocer a otros enemigos clásicos de la mitología como las gorgonas, los minotauros o los centauros, entre otros. Cabe decir que la mayoría de ellos tenían un final trágico.
Porque esa es otra “marca de la casa” de God of War, su divertida brutalidad mezclada con los ya famosos Quick Time Events (pulsar un botón en el momento adecuado). Sin duda, nos hacían soltar carcajadas sobre los charcos de sangre y vísceras de nuestros enemigos. Al final, logramos empatizar con Kratos, logramos sentir su furia y frustración y quisimos acabar con Ares a toda costa. Hasta que lo logramos, derrotando por el camino a algunos jefes finales que, en su contra, sí que nos resultaron escasos.
Y lo logramos gracias a una jugabilidad exquisita, de hack and slash (“machacabotones”), con un sistema de progreso adecuado y una variedad de armas y poderes abrumadora. Hacia el final del juego, la combinación de combos podía resultar casi infinita (aunque sabemos que el más común era: cuadrado + cuadrado + triángulo). Además, existían diferentes niveles de dificultad que hicieron sudar a más de uno.
Podíamos encontrar toda clase de enemigos mitológicos en God of War
En cuanto a otros modos, tuvimos los Desafíos del Olimpo, que nos dieron bastantes quebraderos de cabeza, y un montón de material desbloqueable. Y no solo nos referimos a imágenes de arte conceptual, sino a cinemáticas que nos explicaban detalles truculentos de la historia y que posteriormente cobraron importancia en futuras entregas, como Deimos, el hermano de Kratos.
Todos sus apartados fueron sobresalientes, dejando una joya en PS2 que era imprescindible en cualquier estantería
En cuanto al apartado gráfico, God of War fue muy superior a lo visto en su época. Sony Santa Mónica supo hacer un gran trabajo en este aspecto, con texturas muy cuidadas y un diseño de enemigos y escenarios espectacular. Aunque fue en God of War 2 donde realmente vimos el avance, la saga siempre ha logrado hacernos sentir pequeños ante la inmensidad de los entornos y algunos enemigos (véase Cronos, en God of War 3).
Tampoco podemos destacar nada malo de su banda sonora, la cual ha quedado en el recuerdo de muchos, con fuertes graves y coros que parecen sacados del mismísimo Hades. Sin duda, todo el juego en su conjunto fue una obra maestra creada para perdurar en el tiempo. Incluso jugándola a día de hoy (existe una versión remasterizada para PS3) se ve que no ha envejecido nada mal, a pesar de los años.
Al escribir estas líneas, no puedo evitar rememorar grandes recuerdos de esta aventura como la lucha contra la Hydra (menuda manera de comenzar un juego) o las trampas del laberinto cargado a los lomos del Titán Cronos en medio del desierto. Momentos hay miles, God of War, solo uno.
La batalla contra la Hydra fue la primera de la saga contra un jefe. Espectacular.
God of War ha crecido hasta convertirse en una saga única, con muchas posibilidades de cara al futuro gracias a su reinvención en PS4
Posteriormente, como ya hemos comentado, la saga se superó con su secuela (aumentando la cantidad de jefes, por ejemplo) y ya tocó el techo técnico y artístico con la tercera entrega, aparte de no decaer en lo narrativo. También tuvimos dos grandes entregas de PSP que lograron rellenar huecos de la historia sabiamente, y convertirse en los referentes de la portátil. Después, aparte de una entrega en móviles llegó God of War: Ascension, funcionando como precuela absoluta de la saga, que sin embargo ya no encandiló a los fans por falta de ideas y repetición de muchos elementos ya vistos anteriormente. Además, pecaba de falta de jefes y estuvo muy por debajo de God of War 3. Actualmente, después de volver a “petarlo” con la entrega en PS4 (rompiendo todos los moldes de jugabilidad de la saga), estamos esperando la secuela como agua de mayo, recientemente anunciada con un teaser ya para PS5 (2021).
¿Qué opinión tenéis vosotros? ¿Guardáis algún mal recuerdo del primer God of War? ¿Qué os pareció? Recordad que podéis dejarnos vuestra opinión en los comentarios.
