Nintendo tiene en sus manos el poder para cambiar las cosas
Fuimos muchos aquellos que empezamos nuestra afición a los videojuegos de la mano de Nintendo, yo concretamente, con la Game Boy Advance y su amplio catálogo con grandes títulos como Metroid Zero Mission, Sonic Advance, The legend of Zelda: the Minish Cap (junto a la remasterización del A Link to the past y el cooperativo Four Swords), etc… La primera DS (2005) también formó parte de mi infancia (e incluso juventud), aquella que pese a ser un trasto, era versátil, divertida, con un catálogo igual de inmenso que la anterior, y con una fácil conexión a otras DS que hacer amigos era tarea simple. Aún así, Nintendo se las apañó para superarse, y fue capaz de traernos otro aparejo que todavía explotaba más nuestra imaginación, la DSi (2009), ¡¡una DS con cámara incluida!! Aquello fue el no va más, una cámara en el bolsillo, era asombroso, tanto, que llegué a hacer una trabajo gráfico para el colegio con esta consola, un trabajo del que nunca me olvidaré con la enorme participación de mi padre y una compañera. Otro ejemplo de sociabilidad, aunque un tanto más reducida que la anteriormente citada, fue la Wii (2006), una consola de sobremesa innovadora en el mercado con un nuevo sistema de juego el cual convertía nuestro mando en una raqueta de tenis, un bate de béisbol e incluso la Espada Maestra de Link, algo que nos volvió a dejar alucinados a muchos de nosotros en aquellos tiempos no tan lejanos como parece.
Pero en 2012 surgió la oveja negra de la familia: la WiiU. La califico así porque respecto a la innovación a la cual nos tenía malcriados Nintendo, en esta ocasión fue nula, salvo el mando, que aún teniendo alguna novedad, ha acabado siendo un fracaso a día de hoy y caerá seguramente en el olvido. También se puede atribuir este fracaso a su catálogo, pues un rasgo distintivo de esta compañía nipona eran los videojuegos exclusivos para sus consolas, con franquicias entre las que cabe destacar The legend of Zelda, Mario, Metroid, Star Fox, Kid Icarus y sobretodo, el juego que las reúne a todas, Super Smash Bros., las cuales, en esta actual consola no han estado muy presentes, pues o no han llegado o han tardado mucho en salir frente a las adaptaciones para WiiU de muchos juegos que ya habíamos visto en la generación de PS3 y Xbox 360 y que los usuarios no iban a volver a comprar, recordando que vivimos en una crisis y que no estamos para derrochar el dinero (ya lo hacen otros por nosotros…). Así pues, esta nueva consola significó para NIntendo unas pérdidas económicas bastante importantes (remediadas en parte por la también innovadora 3DS), pues llegó un momento en la vida de esta que costaba más de producir que de vender, una situación realmente lamentable (probablemente propiciada por la muerte de Satoru Iwata) ante la cual, muchos no dábamos crédito. Tal ha sido el desastre que Nintendo se ha visto obligada a la búsqueda de nuevos mercados, como el del smartphone, donde ya cuenta con un par de aplicaciones publicadas de manera gratuita y que han sido bien recibidas por los usuarios.
Muchos ven el origen del problema dentro de la misma empresa nintendera, pero a mi, en particular, no me parece así, pues al fin y al cabo, ha habido una secuela de Star Fox (Star Fox Zero, en este mismo año), un nuevo Zelda que está por venir y una especie de spin-off ya publicado, el Hyrule Warriors, o el Super Smash Bros. for WiiU. Entonces, ¿qué falla? Muy simple. Nintendo es una empresa para todos los públicos, más infantil en algunas ocasiones, pero de diversión asegurada para todas las edades, cosa que choca con la sociedad de hoy en día, en la que se fortalece la cultura del “hombre macho”, el rudo, salvaje y fuerte, tanto en el ámbito de los videojuegos como en cualquier otro, y este tipo de personalidad no es capaz de ver más allá de juegos bélicos de tiros indiscriminados y de publicidad patriótica del ejército americano, propios de Donald Trump. El problema verdadero es la edad del público de estos videojuegos, chavales desde los 11 años aprendiendo a pegar tiros, lanzar granadas y conducir tanques. ¿Qué cabe esperar de este público cuando crezca? Verán, por ejemplo, los juegos de Zelda, remarcables por sus rompecabezas, historia y carisma de sus personajes y les parecerá algo soso y sin acción, puesto que si no hay explosiones, parece ser que no hay diversión. Y no hablemos de las conductas que se desarrollan a partir de experiencias como las de estos videojuegos a tan temprana edad y sin una visión clara del mundo de hoy (Call of Duty, Counter Strike, Battlefield, etc…), violencia y mal humor.
Tengo confianza en Nintendo y en su nuevo proyecto NX, por supuesto, pero el problema no está del todo en ellos, está en nosotros, y podemos elegir si dejarnos engañar por esta publicidad encubierta belicista y estadounidense (un gran ejemplo es el nuevo Homefront: Revolution) o realmente apreciar ciertos títulos que a parte de jugar, nos enseñan mientras nos entretenemos y nos infunden valores solidarios, esperanzadores e imaginativos, como Remember Me o The Last of Us. O también de la propia Nintendo, como Fire Emblem o Mario Maker.
Rosenn7
Es triste pero wiiu a llegado a ser un fracaso esperemos que nx tape ese agujero 😉 buen articulo
JFry
El futuro de Nintendo estará seguro lejos del mío.
Me va a doler observar desde la distancia en lo que se esta convirtiendo esta compaňia.
Soy pesimista, pienso que NX sera un Virtual Boy 2.0 y se va a dar un hostion en ventas escandaloso.