Una vez mas hemos sido testigos de como no todas las propuestas pueden marcar un alto estándar de calidad. The Order: 1886, la obra de Ready at Dawn, se ha volcado en ofrecer un producto superficial, carente de una base jugable competente, aunque sin embargo brilla con personalidad propia en su apartado sonoro, artístico y cuenta con una ambientación que quita el hipo. Y por mucho que pese, la obra de Sony no ha cumplido en sus funciones mas básicas para satisfacer al jugador-medio… nos encontramos por lo tanto con una historia sin final feliz.
Este videojuego ha ido lastrando desde sus inicios una mala comunicación por parte de los máximos responsables. Su inconfundible currículo vitae, auguraba una desdicha francamente sobresaliente, pero el paso del tiempo no ha hecho justicia a la propuesta, lo que ha sido un golpe para el grupo creativo que ha instaurado un victimismo sin parangón. Estamos ante una propuesta irregular y concisa, dejando la jugabilidad en un plano secundario, donde el mayor protagonista han sido las cinemáticas. Esta mala ejecución nos hace pensar que su propuesta no ha sido del todo rompedora, y ha caído en declive a favor una experiencia visual, algo que sin duda ha acabado pasando factura al resultado final.
Ready at Dawn nos había sugerido que íbamos a pasar momentos vibrantes, sin embargo lo mas discutido de esta obra ha sido su escasa duración (en torno a las 6 horas) y como era de esperar las críticas han resonado por todo internet. Si bien la propuesta ha ido decayendo notablemente hasta el videojuego que conocemos hoy, podemos asegurar que no perdemos las esperanzas de que una segunda entrega haga justicia a la saga, si bien su mediocridad deja en evidencia la obra. Este videojuego ha demostrado lo inherente que puede dejar de lado lo mas importante: unas mecánicas jugables potentes, características del género, para en cambio encontrarnos con una galería de irregularidades que ha molestado a una gran mayoría de usuarios del sector.
Esta producción poco a poco se ha ido debilitando, por culpa de la soberbia liderada por el jefe técnico del juego, Andrea Pessino. No aceptar las criticas de sus compradores o hacerse las victimas frente aquellos que han valorado el juego resta valor a la obra, así como un presunto ataque mortificando la compra de sus potenciales compradores, como resultado de esta broma de mal gusto, logrando la friolera de 20.000 copias en nuestro país. No es fruto de la casualidad, el amor incondicional de este producto nos hace recordar esa famosa de ”Ciudadano Kane” donde su protagonista aplaude fuertemente el cántico mediocre de su amada en la ópera, con Ready at Dawn nos ocurre lo mismo.
Hay que considerar que para ser la primera obra en la consola de sobremesa de Sony, no ha sido la gran sorpresa que esperábamos, ni formaba parte del guión el caos que ha venido mucho después, pero si aprendemos de los errores que se han cometido en este título podemos pensar que progresaremos como medio interactivo. Sin embargo, la cordura no se ha perdido entre tantas tempestades que han manchado la obra y que deja al descubierto, que este equipo no estaba tan preparado para llevar tan glorioso respeto, si bien la calidad visual espectacular, si lastras la jugabilidad con un baño de QTE (Quick Time Events), el aficionado medio a los videojuegos sienta que el experimentado cuenta con un enorme potencial exhibido pero totalmente desaprovechado.
El punto débil de Ready at Dawn no han sido sus mecánicas simplistas y una discutible (aunque apasionante) duración, lo que tenían escondidos los californianos es mostrar una belleza en los escenarios, un limitado desarrollo donde la rejugabilidad no existe abriendo paso a los ”on-rails”, propiciando una experiencia directa, simplista, con una trama que esconde enigmas interesantes, pero que la hace predecible. La lograda estética Steampunk, no le salva de la cobardía de mantener ocultos a los jugadores su mediocridad en el resto de apartados. Sin duda, la orden ha perdido definitivamente su rumbo y nos apena comprobar que un cambio en ciertos aspectos podrían haber hecho que The Order 1886 pudiese llegar a ser un juego memorable.