2007 fue el año donde un joven muchacho compraba una robusta máquina
Diez añazos, tú…¿quién lo diría? Que la ‘gordita y negrita’ cumple 10 años ayer mismo, te hace qué pensar. Una década ha pasado, una década donde PlayStation 3 nos ha brindado todo juego inimaginable: desde aventuras insólitas y divertidas con Uncharted, pasando por las alocadas carreras de Gran Turismo 6, y rabiando en partidos donde te jugabas el ascenso en un FIFA que, ya desde esa generación, le tiene tomada la medida a Pro Evolution Soccer, antiguo rey del sector. El artículo que hoy os pretendo transmitir (vamos a ver cómo), va sobre un muchacho que en su día estaba tan alocado por conseguir la nueva PS3, que al final logró conseguirlo. Sentaros cómodamente, refresco en el lado derecho, y lee estas palabras que te aventuran en cómo viví la época de PS3 en su recién celebrado aniversario. Dale a la X, y comencemos la partida.
Un 23 de marzo de 2007 llegaba a nuestras tiendas PS3, una consola robusta, enorme. Me decía a mi mismo, “ostras, ¿dónde puedo colocar semejante bicharraco? ¡si no me cabe en el armarito donde tenía mi PS2 Slim!”. Tenía muchos planes con esa negra máquina. Pero retrocedamos un pelín antes del lanzamiento de la misma, concretamente en 2006. Recuerdo su E3. Un evento donde te presentaban Metal Gear 4: Guns of the Patriots, y claro, para un fanático de la saga Metal Gear como este servidor, eso era lo más grandioso que había visto nunca. Si a ello le sumas aquel Final Fantasy VS XIII, ahora bautizado como Final Fantasy XV, pues oiga, tienes un cóctel acción-fantasía de lo más apetecible. Nunca olvidaré el salto tan impactante que se dio entre las generaciones de PS2 y PS3. Nunca. Ni siquiera ahora con las consolas de la presente generación, cuya potencia dejan mucho que desear (no lo digo yo, las propias Sony y Microsoft van a lanzar, o han lanzado, respectivas nuevas consolas).
Decía ser un enamorado de Metal Gear, y ese Solid Snake envejecido, canoso, con su parche y su puro cubano, quería verlo en mi pantalla de la televisión. Como muchos, me figuro, siempre hay motivos para comprar una consola, y ese Metal Gear era el mío. No podía adquirir la PS3 de salida, para los más jóvenes, la máquina de Sony llegó a lanzarse al precio de 599 euros, una barbaridad, especialmente si lo comparamos con sus hermanas pequeñas actuales. Como un muchacho joven de aquel entonces, no podía pagarlo, por lo que tuve que resistir los ataques de envidia que me daba al ver que casi todos mis compañeros y amigos se la iban comprando. No podía andar por los centros comerciales y ver carteles de ‘¡PS3 ya está aquí! La consola más potente del mercado ha llegado con…bla…bla…bla’. Era demasiado. ¿Qué hice? Agachar la cabeza cual avestruz fuera, y esconderme en mi cueva de nombre habitación, esperando a que la tempestad pasara. Como todos, lo pasé fatal.
Inicio del verano, y como cada año, presentación del E3 de aquel entonces. Anuncian juegos deportivos (soy un seguidor de este género). Veo ese PES 2008, y flipaba en colores. Como la inmensa mayoría, yo también me crié con la saga Pro Evolution Soccer en PS1 y PS2. Una saga que, como es natural, veías que iba a evolucionar tras la llegada de una nueva generación de consolas. Imaginabas un juego de fútbol con gráficos fotorrealistas (quizás mi listón estaba demasiado alto, pero era joven, y por lo tanto, ciego). Dije, “necesito PS3, necesito esa consola”. Decir que nunca he sido de los que se compran máquinas de lanzamiento, ya sea por temas económicos (como en el presente caso), o bien por no confiar en exceso en su rendimiento inicial. Por ello, no me arrepiento de haberme esperado unos pocos de meses para hacerme con PS3, concretamente hasta el mes de julio, el momento. Mi momento.
Acudí a un GAME con mi héroe, mi padre, quien tuvo la poca incoherencia de comprar a tocateja la PS3, además con pack: era la consola junto con el título Resistance a 629 cucas. Apabullante. Increíble. Aún no podía creer lo que hice, lo que mi padre hizo. Pero ese tema ético-moral es otra historia que dará para otro artículo. Hablemos de mi experiencia inicial con PS3. La máquina de Sony era tal y como me esperaba: un monstruo. Desde el mismo momento en que iniciabas la consola, sabías que aquella interfaz era el futuro. Música, vídeos y juegos, ¿qué más necesitabas de una máquina como esa? Tras probar Resistance, me involucré por primera vez en el shooter online. Anteriormente lo había hecho en menor medida con Counter Strike, pero desde entonces no había tocado ningún otro. Estaba jugando online con miles de personas, a pistolazo limpio.
Pasaron los días y, como casi todos, me quedé con ganas de más. Por ello, mi compra siguiente fue ese PES 2008 del que antes hacia mención. Por diversos temas que explicaré en otro momento, me decepcionó tanto que me pasé a FIFA 08. Fue el inicio del reinado de EA en este terreno, hasta nuestros días. Konami, ánimo. Tres cuartas partes de lo mismo: jugabas online con gente, y eso era una pasada, actividad que ya había hecho en menor medida con PS2 Slim aprovechando su tarjeta de Red integrada. Tras PES vinieron otros títulos como Oblivion (aluciné con él), hasta que llegó diciembre. Durante esos meses conseguí trabajo, y quería darme un caprichito comprándome mi primer juego a través de mi primer sueldo. Tenía la difícil decisión: Assassin’s Creed o Uncharted. Cuando digo que era una decisión difícil, creedme, lo era de verdad. Assassins es el estilo de juego que siempre me ha apasionado, precisamente porque apenas los había en su momento: Tierra Santa, los templarios, espadas, caballos…ostras, era lo que más me molaba. Pero luego estaba Uncharted. Ese juego sencillamente me maravilló. Recuerdo probar la demo de éste, y supe lo que quería. Casi con tristeza, opté por Uncharted, y tras esa primera compra, viene todo mi amor a la saga hasta estos días. No me arrepiento de mi decisión, visto cómo le han ido a ambas compañías, tanto a Ubisoft como a Naughty Dog.
Por diversos temas personales, tuve que deshacerme de PS3. Pasaron muchos años hasta que volví a hacerme con una consola, concretamente 2 años. A partir de ese momento probé varios juegos, incluido aquel para el que me compré la consola, Metal Gear 4. No me equivocaba, gran juego, mejor película. Poco a poco me di cuenta de este último enfoque: los juegos ya no eran tan juegos. Puede ser porque a lo largo de estos años, haya sufrido una madurez hacia un mundo más selectivo, más exigente, más racional, más lógico, que ya los videojuegos de la marca no me atraían demasiado. Puede ser que ese Metal Gear 4 haya supuesto mi cambio de postura con respecto a Sony. Quién sabe. Naturalmente que hay muchos otros títulos interesantes, pero resulta que los dos juegos que me convencieron para comprar PS3 incluso casi de salida (el otro título era aquel Final Fantasy VS XIII que nunca llegó a salir), me hicieron abrir los ojos hasta tal punto de decepcionarme con el estudio.
Viví una época convulsa, tanto en lo videojueguil como en lo personal. Quizás mi lado nintendero se hizo más grande que mi lado oscuro (Sony). Probablemente muchas cosas habrían cambiado si ese Meta Gear 4 haya sido realmente lo que aquel muchacho joven esperaba que pudiera ser: el mejor título de la saga. Pero se quedó en una película. Una triste película de un señor con bigote. Tuve la suerte de jugar a otros títulos, Uncharted 2, Heavy Rain…pero no me llenaban tanto, no.
Hoy recuerdo esos 10 años en los que mi visión hacia Sony ha cambiado radicalmente. Pero aunque ya no sienta lo mismo por la compañía, lo cierto es que oiga…han sido 10 años felices. Lo he pasado muy bien con la máquina, y probablemente dentro de unos años vuelva a entrar una consola de Sony en mi casa. Pero pasará tiempo. ¿Cuándo? Cuando los videojuegos ya no sean considerados películas interactivas, cuando logren divertirme y no me hagan bostezar frente a la pantalla. Dicho esto, enhorabuena a Sony por esos 10 añazos. Pocas máquinas, sobre todo ahora, lograrán llegar a esa edad.
imborx
Estoy de acuerdo en muchas de las cosas que expones, aunque para mi PS4 es simplemente la continuación lógica de su antecesora. Es cierto que se ha podido perder algo de “magia” por el camino (sobre todo en cuanto a los clásicos de tiempos de PSX o incluso de PS2) pero es la evolución lógica de la industria, al menos la que las masas quieren.
Grandísimo artículo, me han venido a la cabeza muchos recuerdos :’)
Joshua1975
Me has hecho revivir experiencias muy similares. Yo también compre Pro 2008 y Fifa 08 para pasarme a Fifa desde entonces. Lo único que yo nunca he abandonado Sony desde entonces y Uncharted también fue de los primeros juegos que disfruté, junto a MotorStorm y F1 Championship Edition, los que vinieron con la consola en pack.
Un saludo compañeros.
Alex Langendijk
Fua…¡MotorStorm! Otro grande. Recuerdo que ese era otro de los packs iniciales, junto al mío de Resistance. Muy buenos títulos iniciales, sí señor.
Saludos.
Bacunet
Yo recuerdo cuando me compre la consola. Viaje a Barcelona para vender mi querida 360 (gran error, pero HDD roto) y la verdad que me gusto, pero su catalogo nunca me ha llamado tanto como el de Xbox 360, aunque es verdad que me metí en la séptima generación muy tarde (2012). Nunca me desharé de mi PS3 Slim que aunque nunca he sido muy fan de la 3, pero si de la PS1, se que quedara marcada en la séptima generación de consolas.