La tercera entrega de la saga Dragon Age cumple cinco maravillosos años
“Y el señor al séptimo día dijo, crearé un juego que haga sufrir a todo el mundo…” no es exactamente así como nació Dragon Age: Inquisition, pero seguro que fue similar lo que BioWare y sus desarrolladores pensaron tras este lanzamiento que tantos corazones ha roto (y conquistado). Pero sobretodo roto. Por lo que un repaso a su historia, sería una buena forma de celebrar este aniversario. Sobretodo teniendo en cuenta las últimas noticias que hemos tenido acerca del futuro trabajo que BioWare tiene entre manos. Una cuarta entrega que cerrará la historia (y abrirá viejas heridas…) que se nos presentaba tanto a lo largo de la saga, como en su último título.
Dragon Age: Inquisition llegaba a nuestras pantallas con una urgencia extrema por reivindicar la brillantez de la vieja escuela de los juegos de rol. El inicio de su saga llegaba flamante y cargado de fuerza con Origins, pero caía notablemente en su segunda entrega. Es por eso que Dragon Age: Inquisition, se ganaba su medalla de ganador y devolvía a esta saga cuanto se merecía y BioWare demostraba, otra vez, de lo que era capaz de hacer. El éxito se repetía ¡y de qué manera lo hacía! Supongo, como supuse con mi anterior artículo para celebrar el N7 , que todos (o casi todos) conocemos la historia. Algunos hoy la vamos a recordar, a otros quizás os pique el gusanillo de la aventura y lo desconocido y os lancéis de cabeza a este abismo. Porque sí, como buen RPG es un abismo y es muy difícil salir de él cuando entras.
El elegido para salvar al mundo de la destrucción total, eres tú.
Dragon Age: Inquisition comenzaba casi de manera apocalíptica. La región de Thedas vive una guerra civil, un enfrentamiento entre magos y templarios. La Divina del Cantar de la Luz ha muerto y el cielo se rompe abriendo portales que permiten que espíritus y demonios, lleguen al mundo de los vivos. Caótico, ¿verdad? pues entre todo este caos y con una amnesia terrible, aparece nuestro protagonista como un rayo de luz esperanzador. Por algún motivo que desconoceremos al principio, tenemos la terrible capacidad de cerrar éstas brechas en el cielo, y diantres, eso nos ha convertido en un Heraldo enviado para salvar al mundo. Muchos nos toman por una estafa, otros depositarán su fe ciega en nosotros. El mundo está falto de esperanza y nos necesita. Y entre toda esa dualidad, nacerá la Inquisición, con el objetivo de devolver la paz al mundo, una vez más.
Por compasión a aquellos que no hayáis jugado, no voy a entrar en muchos más detalles, pues este juego está cargado de sorpresas, misterios, giros inesperados en el guión e incontables personajes secundarios e historias. Cabe decir que, pese a esta introducción que os ofrezco, este pequeño arco con el que se abre la historia, probablemente sea el más flojo. Esto no es ni siquiera el principio de todo lo que la historia nos va a ofrecer. Cuando la historia coge un poco de carrerilla, alcanza un ritmo frenético y emocionante que te mantendrá pegado a la pantalla durante horas, con un montón de escenas y momentos memorables (incluso tras los créditos finales) y hacen de esta experiencia, algo inolvidable.
Creamos nuestra propia partida, formamos parte de ella.
BioWare tiene muchas acciones dignas de nombrar a lo largo de su carrera, no por nada es un rey en cuanto a juegos RPG. Pero si en algo destacó creando este título, fue en la posibilidad de importar nuestras partidas de sus anteriores títulos. No las podremos importar directamente como tal, pero gracias a Dragon Age Keep, podemos definir el estado de nuestro mundo y editar los secesos hasta el momentos. Desde Origins, hasta Dragon Age II, ¿Qué nos ofrece esta edición del estado del mundo? muy sencillo, la variedad de opciones y arcos que nos encontraremos. Algunos personajes tendrán diálogos distintos, nos contarán unas historias u otras según las decisiones que hayamos tomado en el editor… en definitiva, ninguna partida que tengas será igual a la anterior. Eso como poco. Para que nos entendamos, es algo parecido al cómic interactivo que venía con el Mass Effect 2 de PlayStation 3. Pero muchísimo más completo y con un grado de personalización mucho mayor.
Como en cualquier RPG, algo importante y que también diseñará nuestra partida, serán las decisiones que tomemos a lo largo de ella. Por eso este título hizo que tantos jugadores le cogieran un especial cariño, como sucedía en Mass Effect. La posibilidad de formar parte de la historia y que unos personajes bien definidos te acompañen en tu aventura, hacen que el camino sea más fácil y delicioso. Amigos, enemigos, amantes… hay personajes para todos los públicos y gustos. Y como no, cada personaje de nuestro círculo interno, cuenta con su propia historia y sí, también formaremos parte del destino de estos personajes. Te hacen sentir que de verdad formas parte de todo el contenido. Y esto, para un jugador y sobretodo para un amante de los RPG, es algo fundamental y que gusta mucho.
La historia merece mucho más, ¿qué podemos esperar de Dragon Age 4?
Soy defensora del pensamiento de que, el final de Dragon Age: Inquisition solo fue un pequeño aliciente para abrir apetito, y que el devenir de la historia no podía ser solamente “aquello”. Muchos cabos sin atar, en mi humilde opinión. Y fue el teaser de Dragon Age 4 lo que confirmó aquellas dudas. ¡Todavía nos queda mucho por ver! y también mucho que esperar para su lanzamiento. ¿Qué esperamos ver en esta nueva entrega? sin duda muchas caras conocidas y la oportunidad de adentrarnos en el desconocido y famoso terreno que es Tevinter, tierra de magos por antonomasia. Quiero creer, pues pongo todas mis esperanzas en ello, en que el protagonista de esta nueva entrega, volverá a ser nuestro (o nuestra, mi Lavellan amada) Inquisidor. No por nada Solas protagoniza el pequeño trailer que hasta ahora conocemos. Aquí os hablábamos un poco de esta futura entrega.
Uno de los grandes añadidos que tenía Dragon Age: Inquisition, era ese toque político muy a lo Juego de Tronos, llamado Mesa de Guerra. Un tablero con el mapa de Thedas en el que enviábamos a nuestros agentes a realizar misiones para así forjar nuevas alianzas, tratados con otras casas nobles, potenciar la economía de la Inquisición o simplemente desbloquear nuevas zonas que visitar. Y todas esta elecciones, afectarán a la trama. Y es que el mapa de Thedas, aunque no es totalmente abierto como Skyrim, goza de vida propia. Hasta el punto de que cada región cuenta con un propio ecosistema que incluso podemos alterar (extinguiendo animales al darles caza…) Por lo que espero que este añadido, se vuelva a ver en esta nueva entrega y tengamos la oportunidad de un acercamiento más diplomático o militar con las nuevas regiones.
Oh Grey Warden . . . what have you done?
Sea como fuese, está claro que BioWare tiene mucho que mostrarnos en esta futura y nueva entrega. Y que muchas dudas e intrigas van a quedar resueltas. Quizás nos vuelvan a romper el corazón en alguna que otra ocasión conforme avance la historia, quién sabe. Lo que está claro, es que ésta sí es la secuela que merecía Dragon Age: Origins, con una buena historia, una cantidad casi interminable de contenido, un mundo vivo y rico en matices, personajes memorables y mecánicas jugables bien pulidas. De echo, su jugabilidad a la hora de manejar a nuestra party es similar a la de Baldur’s Gate pero notablemente mejorada y que nos ofrecerá muchas ventajas en combate, sobretodo contra los enormes dragones. Y esto también queremos volver a verlo en esta nueva entrega que tanto dará que hablar.
Es evidente que aún queda mucho, que lo que sabemos, no es ni una cuarta parte de lo que sabremos y tendremos en el futuro. Pero Dragon Age 4 con la responsabilidad adecuada y el mimo necesario, llegará donde lo hizo Dragon Age: Inquisition y mucho más allá.