La redacción de Gamelegant recuerda los momentos más importantes de la saga.
Final Fantasy XV está ya en territorio europeo. Este gran RPG que ha sido esperado durante más de una década por los aficionados de la franquicia parece que se va a posicionar entre los mejores juegos de esta longeva franquicia, pero hoy, nuestra redacción va a rememorar algunos de las situaciones inolvidables que hemos podido vivir en cada juego. Desde sus inicios en la NES, hasta las nuevas consolas de octava generación, hoy cada uno de nosotros va a contar un recuerdo muy nostálgico en un par de párrafos… Esperemos que el hype por FFXV os aumente.
Turcobandido | Final Fantasy VI (Snes-1994)
Final Fantasy VI es mi juego favorito de Final Fantasy. ¿Y cómo no podría serlo? Me encanta su mundo donde la magia y la tecnología se mezclan de una forma nunca anteriormente vista en otros RPG. Me encanta como todos los personajes son muy memorables y tienen sus propias relaciones inolvidables en la saga, como ocurre con el romance entre Locke y Ceres. Me encanta su protagonista principal, Terra, su dilema y el misterio que la rodea. Y me encanta sobre todo uno de los pilares centrales del argumento central del juego, el gran villano que es Kefka, que fue completamente transgresor e innovador para su tiempo y sigue siendo un excelente personaje aún tras tantos años.
Recuerdo muchos momentos increíbles como el dulce canto de opera y de amor por parte de Celes, la batalla contra el oscuro tren de los muertos con Sabin (Ay, esos súplex todavían sacan memes en internet), pero sobre todo, la destrucción del mundo por parte de Kefka y el consecuente intento de suicidio de Celes. Esto era algo increíble para su tiempo, el hecho de que el villano realmente ganara en este pequeño gran universo fantástico por una vez era inaudito, más inaudito era que el villano fuera un psicópata genocida cuyo objetivo fuera convertirse en un dios destructor de la humanidad… Y casi consiguiera hacerse con la suya, consiguiendo una victoria temporal y casi segura. Esto me sorprendió muchísimo y todavía está grabado en mi memoria como el momento que me hizo amar a Final Fantasy VI.
Sí, los gráficos puede que sean el punto álgido de la SNES, y todas las quests, batallas y personajes a tu disposición son muy interesantes, pero ese momento hizo que pasara de pensar que Final Fantasy VI era un juego excelente, a que fuera una obra imprescindible. El hecho de que Sakaguchi decidiera crear algo tan emocional, con tintes tan oscuros y deprimentes, en una época donde lo más popular no eran los shooters escritos por guionistas de Hollywood, sino Mario y Sonic, me sorprende muchísimo, y para bien. Final Fantasy VI es un juego que ha aguantado el tipo durante muchísimos años, consiguiendo posicionarse como un clásico con inmenso valor, no sólo histórico, sino también jugable gracias al pulido que todos sus aspectos llegan a tener, llegando a crear, en mi opinión, la experiencia definitiva dentro de la magnífica saga que es Final Fantasy.
Imborx / Crisis Core: Final Fantasy VII (PSP-2008)
Cabe decir que no me considero ningún amante de la saga Final Fantasy, pues reconozco que soy un jugador muy selectivo y no me atraen especialmente los RPG (menos aún de corte japonés). A pesar de ello, creo que uno de los momentos videojueguiles que recuerdo con más anhelo es el jugar en mi flamante PSP al maravilloso Crisis Core: Final Fantasy VII. No pienso hacer ningún tipo de spoiler, pues es un título que merece ser jugado y exprimido, pero si que puedo intentar trasladaros mis sensaciones al jugar esta magnífica aventura.
Estamos ante uno de esos pocos casos en los que un videojuego consigue traspasar la barrera que hay entre el jugador y la pantalla, logrando que empaticemos con los personajes que aparecen durante el transcurso de nuestra aventura. ¿Que jugador no recuerda los emotivos encuentros entre Zack, Cloud y Aeris? ¿Quien no soltó una lagrimita con ese pedazo de final digno de la mejor de las producciones? Con todo ello Crisis Core: FF VII elevó a los altares a una saga que para mi era toda una desconocida (no tanto por no saber de ella, pues había disfrutado en PSX de la séptima entrega numerada, sino por que no me acaba de atraer el planteamiento de la misma).
No se me olvidará jamás el día que introduje el aparatoso disco de la PSP -llamado UMD- y me dispuse a probar aquel título que acababa de salir sin hacer excesivo ruido. Recuerdo que me embargó un pensamiento que ocurre pocas veces en cada generación, pues tras las primeras horas de juego (cargadas de CGI hasta los topes) pensé: “por esto amo los videojuegos”. Y así, tras decenas de horas de juego, finalicé uno de los juegos que más me han marcado a lo largo de mi vida. Una experiencia irrepetible que me gustaría olvidar para poderla experimentar de cero.
Antonio Castillo | Final Fantasy VII ( PSX-1997)
Me introduje en el mundo Final Fantasy hace ya unos años, fue con Final Fantasy VII en casa de un amigo que acababa de comprarse la PlayStation cuando vi por primera vez el inicio del juego y quedé atrapado en ese mundo de fantasía y magia; tan atrapado quedé que días después me hice con la consola de Sony gracias al regalo de Navidad allá por el lejano 1997. Tengo muchos recuerdos de esta saga, ya que he jugado a casi todos los títulos que la engloban, a excepción del XI, XIV y los diversos spin-off con los que cuenta, pero mis recuerdos van a versar sobre la séptima aventura, ya que fue la primera a la que jugué como bien he dicho anteriormente y la culpable de introducirme en ella.
No pienso dar muchos detalles sobre la trama, ya que esto es lo mejor que tiene el juego a mi modo de verla, y desde aquí invito a todo aquél que no la haya jugado a disfrutarla. El juego nos plantea una historia madura sobre la amistas y la muerte, y nos pone en la piel de Cloud Strife, un mercenario que lucha contra la corporación Shinra, la cual está sometiendo al planeta a la destrucción, drenando la vida de este poco a poco. La historia se va complicando poco a poco e iremos descubriendo tramas más oscuras y enrevesadas. Por el camino iremos conociendo a nuevos aliados que se unirán a nuestra causa, algunos tan carismáticos como Barret, Tifa o Yuffie. Final Fantasy VII destacó por ser uno de los primeros títulos en plantearnos una trama elaborada y adulta, un antagonista tan carismático como es Sephiroth, con cinemáticas muy trabajadas que nos introducían de lleno en la historia, una banda sonora compuesta por el gran Nobuo Uematsu, que aún a día de hoy se sigue utilizando para los diversos spin-off o un sistema de mejoras de personajes basado en materias, que fue el referente para los juegos que llegaron después de este.
Que el universo de Final Fantasy VII aún sigue muy vivo es una realidad, y buena prueba de ello es las innumerables versiones con las que cuenta el juego (iOS, PC o PlayStation 4), una película como es Final Fantasy VII: Advent Children, el nombrado anteriormente por mi compañero, Final Fantasy VII: Crisis Core funcionando a modo de precuela o algún que otro título que podemos encontrar. En el E3 2015 se anunció Final Fantasy VII: Remake, un juego muy solicitado por los jugadores, que pedían a gritos desde hace años que la incombustible obra de Hironobu Sakaguchi fuera adaptada a los tiempos que corren, sin duda un servidor lo espera con los brazos abiertos, pero mientras tanto, toca hacer la espera más amena con el inminente Final Fantasy XV.
Alex Langendijk | Final Fantasy XII (PS2-2006)
Como jugador asiduo que soy de la saga Final Fantasy, obviamente no podía dejar escapar ningún título por jugar. Muchos lo quieren olvidar, lo infravaloran (quizás con razón), pero Final Fantasy XII introdujo un sistema de combate que muchos títulos de hoy en día implementan con naturalidad. Fue el primer título de la serie en cambiar el rol por turnos por un sistema mucho más dinámico, más movible y con unos combates mucho más interactivos que lo visto en los 90 y principios del año 2000. Sí, efectivamente, lo que más dolió de FFXII no era tanto su historia, el carisma de personajes tan interesantes como Basch, Penelo, Ashe, ¿y qué decir del pirata y pillo Balthier? (me recordaba mucho a Jack Sparrow, pero más ‘Fantasiado’), sino que lo que realmente se criticaba de este Final Fantasy era más bien este sistema de combate que a muchos dolió por el cambio tan radical que se vivió en comparación con su anterior título.
Decía que argumentalmente el título es maravilloso, particularmente lo recuerdo con gran cariño: esas batallas políticas al más puro estilo Juego de Tronos entre los reinos de Arcadia y Rabanasta. La exploración, sin lugar a dudas, es de lo más gigante que se ha visto en un FF por aquella época, donde explorar el basto y peligroso desierto de Dalmasca o la industrialmente avanzada Arcadis, la capital imperial, era tan maravilloso que realmente dejaba de avanzar en el juego sólo para visitar los infinitos rincones de estas ciudades.
Por supuesto, no faltaban la gran variedad de armas, poderes, armaduras…y por supuesto, misiones secundarias, donde perfectamente podías dejar a un lado la historia principal para centrarse durante un tiempo en estas misiones, donde la variabilidad predominaba. También contaba con muchas razas y bestias, algo que volveremos a ver en el próximo e inminente Final Fantasy XV. Pero lo que más recuerdo de este título era su fabulosa banda sonora; compuesta por los ya conocidos Hitoshi Sakimoto y Nobuo Uematsu, los temas que para FFXII se plantearon coincidían como un zapato de talla perfecta a la trama y a las vivencias de este título. Aún recuerdo ese tema ‘Kiss Me Good-Bye’, ¡los pelos como escarpias! Ya sean situaciones más tranquilas, románticas o más de intriga, la música sin ninguna duda nos hacía bucear en el argumento de una forma más realista y empática. Todos aquellos que lo jugaron pero quedaron desencantados, así como los que directamente no tuvieron la oportunidad de catarlo, podrán volver a rejugarlo en la remasterización que se lanzará el próximo año en PS4 con Final Fantasy XII: The Zodiac Age. Qué, ¿lo perdonáis y le daréis una nueva oportunidad? Yo al menos lo volveré a jugar, justamente 10 años después.
Kernell | Final Fantasy IV (Super Nintendo-1991)
Recuerdo que me fue muy difícil entrar en la saga Final Fantasy. Todos hablaban de una magia que yo no veía y pensaba que simplemente no eran juegos hechos para mí. Sin embargo, el que me abrió los ojos fue Final Fantasy IV. Con los años se ha quedado algo olvidado, pero aún a día de hoy es un gran juego y sigue siendo el primer Final Fantasy tal y como conocemos a la saga a día de hoy, tanto a nivel jugable como en su historia.
Sin duda el primer momento donde vi que el juego quería contarme algo fue al llegar a Mysidia. Cecil llega solo e indefenso al lugar y, para su desgracia, se encuentra con que es el pueblo que atacó al principio del juego por órdenes del rey. Los habitantes del pueblo se mofan de él transformándole en animales como venganza por el dolor causado. Es en este momento cuando Cecil descubre que su espada oscura no servirá de nada contra Golbez, el caballero oscuro no puede vencer al mal, necesita luz para combatir a la oscuridad.
Tras conseguir transformarse en Paldín en el monte Ordeals, aún le queda una última prueba que superar, enfrentarse a sí mismo, a aquel caballero oscuro que tantos daños había causado, de frente, solo entonces podrá dejar atrás toda su oscuridad. Final Fantasy ya no era solo una aventura de fantasía y de salvar el mundo, estaba dando sus primeros pasos hacia temas más complejos y más humanos. Quizás sea porque es el primero que terminé, pero Final Fantasy IV me sigue fascinando a día de hoy y nunca olvidaré la magia que me consiguió transmitir.