La experiencia de viajar en tren
Hace unas pocas semanas, la empresa Tinybuild anunció que pensaba sacar varios de sus juegos en Nintendo Switch. Inmediatamente me interesé, puesto que Tinybuild es una distribuidora muy interesante, centrada en indies de todo tipo y género. El primero de estos juegos que llegaría a la exitosa consola de Nintendo era The Final Station, uno de los pocos de juegos de los que desconocía su existencia. Lo cual agradezco, puesto que me ha permitido ver este título con mayor claridad, sin dejarme influenciar por factores extrenos. Pero, ¿qué es The Final Station?
The Final Station, por falta de un término mejor, podría definirse como una especie de survival horror en el que nuestro protagonista debe viajar en tren a través de toda una nación asolada por una extraña epidemia que en nuestro mundo calificaríamos inmediatamente como apocalipsis zombi. Ahora bien, ¿cuál es la razón de este desastre apoteósico y cuál es nuestro objetivo en este mundo?
Honestamente. No tengo mucha idea.
Los… ¿muertos andantes?
La historia de The Final Station es extraña y confusa, intentando crear un mundo interesante mediante técnicas como notas costumbristas de las últimas horas de vida de cada persona o términos extraños como “El Herrero” y “El Guardián”. Pero nunca he tenido una idea clara de lo que hago, ni desde el primer momento de la aventura. Es cierto que existen notas a lo largo y ancho de cada mapa que pueden exponer más acerca de nuestra situación, pero aun así, al final de la aventura, me sentí casi completamente perdido en un mundo con demasiados elementos extraños. The Final Station no es un juego donde la historia brille.
Ahora bien, un juego de este calibre realmente no tiene necesidad de poseer un argumento brillante para sostenerse, puesto que su ambientación puede ayudar a crear experiencias tensas y niveles muy interesantes.
Las bases de la supervivencia
En The Final Station, nuestro personaje sólo se puede mover de izquierda a derecha, subir y bajar por escaleras, disparar armas, dar puñetazos e interactuar con objetos. Ese es todo su espectro de movimiento y todo lo que debes saber para así sobrevivir. Tienes que recorrer niveles llenos de zombis hasta encontrar la clave que te permitirá seguir tu viaje ferroviario a través de los distintos niveles.
El gameplay es muy simple. Sólo tienes dos formas de atacar y defenderte, y los enemigos sólo saben dar puñetazos de cerca, y tienes cinco variantes de vástagos comecerebros, los normaluchos, los grandotes, los pequeños, los blindados y los explosivos. Con todo esto, alguno pensaría que el gameplay no consigue enganchar por su poca variedad. Pero debido a lo corto que es el título y las múltiples situaciones que encuentras, ésto nunca sucede, es más, el juego resulta ser muy agradable en la gran mayoría de las ocasiones.
El diseño de niveles aun así, recompensa más el morir y tomarse cada situación con calma más que el vivir dichas situaciones con tensión y con pánico, como sucedería con un verdadero survival horror. Los checkpoints son constantes y no hay ninguna pérdida por morir por culpa de los zombis, por lo que no es extraño que una persona muera unas pocas veces para así conseguir afrontar una sala en particular con mayor facilidad al conocer que acciones debe realizar. Esto se añade a problemas de balance, como la facilidad para volar cabezas de cerca con la pistola, que vuelven al juego una experiencia que podemos definir como facilona.
En todo caso, antes he mencionado cómo nuestro protagonista viaja por la nación a través de trenes. Si os esperabais un sistema de conducción o de mantenimiento complejo, lo siento, pero aquí tampoco encontraréis nada parecido. Los viajes en tren se reducen a mirar si no se sobrecalienta un componente que funciona mal y que se distingue inmediatamente por la presencia de chispas en dicho componente mecánico y en llevar botiquines y comida a tus pasajeros constantemente como si fueras un azafato. No tiene más misterio.
El juego cuenta con otros problemas que hace falta notar, como una economía extraña, donde cada ciudad que visitas tiene menos objetos que comprar, lo cual no tiene sentido cuando piensas que cada vez recibes más y más dinero a lo largo de tu aventura.
Aparte, también tienes problemas de carácter técnico, como una traducción al castellano que aunque no es mala, deja textos sin traducir (Como las descripciones de cada área del juego), textos que se escapan fuera del límite de cada bocadillo y errores a la hora de interactuar con ciertos objetos en algunos lugares del juego, principalmente en las ciudades.
Viajando por las vistas
Ahora bien, si alabo a The Final Station, será por dos cosas, una siendo su presentación audiovisual. The Final Station luce una presentación pixel art que a primera vista puede parecer un poco simple y trillada, pero dentro del juego, los escenarios consigue ser agradables a la vista y cada elemento del fondo es claramente discernible. Ahora bien, eso no excusa que a veces pongan imágenes que parecen ser jpg, como fondos para los paisajes que recorres en tu tren.
De todas maneras, dentro de la presentación, lo que realmente me ha sorprendido y gustado es el diseño de sonido. Nos encontramos frente a un juego con sonido minimalista, con muy poca música a escoger y con efectos de sonido potentes e impactantes que consiguen transmitir cada una de las acciones que nuestro protagonista realiza.
El otro aspecto a alabar es la expansión ya incluida dentro de esta versión de Switch, The Only Traitor. Este DLC no cambia las bases fundamentales de gameplay que vemos en las primeras horas del juego, aunque consigue sorprender añadiendo nuevos enemigos interesantes y más difíciles, un sistema de recogida de compañeros y un protagonista que al menos puede hablar y tiene una personalidad discernible. No es un DLC revolucionario, pero al menos puedo decir que me ha parecido una progresión natural y correcta.
Dicho todo esto, ¿merece The Final Station tu tiempo? En mi opinión, no necesariamente. No es un mal juego, su gameplay es gratificante y cuenta con varios puntos a tener en cuenta, pero a pesar de todo, no deja de ser un juego con varios errores de diseño que unidos, dan una impresión de peor calidad de parte del título. Por ello, desde mi punto de vista personal, sólo puedo recomendarlo si está especialmente barato.
The Final Station es un juego que podríamos comparar con un molesto viaje en un tren. Sí, puede ser la forma más rápida de llegar a un lugar y eso se agradece. Pero luego te das cuenta de que esa es simplemente la función de los trenes. Y luego te das cuenta de lo irritante que es el señor que está roncando detrás tuya, luego te enfadas cuando el tren llega con retraso o cuando la comida que sirven (Si sirven) no es muy apetitosa precisamente. Todos problemas entendibles y que por sí solos no bastarían para volver todas tus acciones peores, pero la combinación de todos estos factores consigue crear una experiencia que no es placentera… Simplemente es un trámite más.