El debate de los videojuegos como arte está a orden del día, pero sigue sin esclarecerse
Los videojuegos, con el paso del tiempo, han estado tratando de lograr ser algo más que un puro entretenimiento, que es para lo que fueron concebidos originalmente tal y como indica su nombre. Por otro lado, el cine cuenta ya con un largo recorrido y con obras maestras de grandes directores que han conseguido que han hecho de la gran pantalla el Séptimo Arte. Aún teniendo a grandes visionarios, el futuro de ambos es incierto, pues el cine comercial contamina todas las carteleras a no ser que sepas donde buscar y los videojuegos no saben a dónde se dirigen. Por el momento, parece que las metas se establecen pensando en los beneficios económicos que generan las ventas, aunque no son iguales en todos los casos.
El recorrido que llevo en el mundo de los videojuegos es largo, desde que era pequeño trataba de verlos como algo más que un entretenimiento para niños y los he jugado de todos los tipos y colores, aunque todavía me quedan unos cuantos clásicos. Sin embargo, gracias a la insistencia paterna, he visto buen cine desde la infancia y sabría reconocer una gran película en el momento en el que la veo. Pero ser conocedor de la existencia de cuatro cineastas que se dedican a hacer de su trabajo un arte o conocer todas las novedades de la cultura pop cinematográfica no es ser precisamente un cinéfilo, como muchos youtubers se autodenominan. Elaborar esta opinión no es sencillo, pero cuando uno lleva ya sus años siendo partícipe de este mundo de los videojuegos y observa el potencial que tiene, empieza a fijarse en ciertos elementos, lo compara con otros medios y extrae sus propias conclusiones.
Fue en la década de los 80 cuando se popularizaron las salas con recreativas en las que los jóvenes adolescentes se dejaban el dinero. Nadie se llegó a plantear que pudiese llegar a ser algo más que un simple entretenimiento que dependiendo del control y conocimiento que tuvieses, podía resultar caro o no. Poco a poco, se ha ido experimentando con nuevas formas de crear videojuegos. Han ido surgiendo nuevos géneros y diferentes formas de narrar, dejando un poco de lado el modo tradicional que se basaba en un simple arcade. El objetivo principal sigue siendo el mismo, entretener, al igual que hace de forma magistral Steven Spielberg en su filmografía. Sin embargo, es evidente que desde hace aproximadamente una década, podemos encontrar ejemplos de videojuegos que han querido transmitir unas ideas, valores o mensajes en sus obras que los hacen especialmente recomendables para todos los públicos y con los que se pueden aprender muchísimo, los cuales pueden resultar toda una inspiración.
El debate está presente en cualquier página o foro que se especialice en los videojuegos, y aunque algunos de los comentarios que se puedan encontrar sean absurdos y pintorescos, los argumentos de ambas posturas se van esbozando poco a poco. Entre los puntos negativos, que son los que más conflicto crean para considerar arte a los videojuegos, encontramos el coste e inversión que hace falta para poder tener acceso a una videoconsola o un PC, el tipo de negocio que se está generalizando (el de vender cualquier cosa a un precio no siempre merecido), o la narrativa. A veces, me encuentro en la situación de comprender los argumentos provenientes de ambas opiniones. Como no hay unas regla establecidas para encasillar algo como arte, esta es una discusión que se construye sobre una base muy ambigua, y posicionarse a favor o en contra es complicado.
Aún así, cada uno tiene su opinión en este tema. He llegado a la conclusión de que los videojuegos están un tanto alejados del arte, al menos por el momento. En ocasiones, las empresas más importantes de este mundillo tienen como único objetivo el beneficio económico, y con esta situación, resulta muy difícil defenderlo y posicionarlo como tal. Aunque lo mismo ocurre con Michael Bay, un cineasta que busca romper la taquilla mediante películas altamente complejas como Transformers, y está dentro de un mundo cinematográfico reconocido como el Séptimo Arte, todo sea dicho.
Kernell
Estoy pensando escribir próximamente sobre ello, pero cada vez tengo más claro que el videojuego lleva siendo arte desde que apareció prácticamente, solo que no arte narrativo. A pesar de tener muchos referentes del cine, el videojuego tiene bastante más en esencia de artes más abstractos como la música, transmitir mensajes estéticos.
El otro día, por ejemplo, me di cuenta de una pequeña tontería pensando en Tetris. Resulta que sigue siendo un juego popular y jugado de forma competitiva incluso, un juego que, recordemos, lleva décadas funcionando igual mecánicamente de lo bueno que es. Que Tetris sea una obra maestra del videojuego, sin embargo, me hace surgir más dudas. ¿No tienen juegos físicos como el ajedrez o el fútbol también años y años por detrás y siguen siendo jugados? ¿Son estos juegos arte? ¿El deporte (entendido como una competición) tiene que ser distinto del arte?.
Muchos de los problemas para definir el videojuego como arte creo que vienen de la misma definición del medio. A fin de cuentas, ¿Qué es un videojuego? ¿Un programa ejecutable que permite interacción del usuario? ¿Un juego como cualquier otro cuya única diferencia es que se juega en una máquina?. La verdad es que es un lío considerable, quizás conforme se vayan asentando los estudios e investigaciones en el videojuego podamos sacar conclusiones, pero ahora mismo cuesta obtener respuestas claras.