The Game Awards 2014 y la publicidad “disfrazada”

Nos encontramos una vez más a finales de año. Muchas revistas y aficionados ya están preparando su lista personal de cuáles piensan que fueron los mejores videojuegos de estos pasados 12 meses. Sumando a las grandes páginas como The Escapist o IGN, hay ciertas instituciones que, en su esfuerzo de hacer avanzar a este medio para que se parezca a las demás artes y medios, hacen ceremonias de premios y galas donde se reconocen a los mejores videojuegos del año en diferentes categorías. Podríamos hablar de los Game Developers Choice Awards o de los BAFTA, pero si hay una premiación que ha destacado encima de ellas durante la última década, son los Video Game Awards (en su última edición VGX) presentados por Spike TV y el infame Geoff -Doritos Man- Keighley. Pero este año no hemos recibido noticias sobre los VGX, y en vez, Keighley ha anunciado que él junto a las grandes compañías y figuras en la industria, están montando una ceremonia que pretende alejarse del desastre que ha sido este show de Spike para así ofrecernos The Game Awards.

Muchos han confundido el qué es exactamente The Game Awards. Incluyéndonos a nosotros, muchos han especulado que estos son los VGX de 2014 pero con nombre diferente. Sin embargo, algunas páginas ya han hecho hincapié en el hecho de que son algo independiente a la red de Spike. Y no me cuesta mucho trabajo creerlo. Sony, Microsoft y Nintendo están colaborando activamente en este proyecto, y se ha revelado que son de los grandes patrocinios de este evento junto a otros nombres clave como Activision, EA, Ubisoft, Rockstar o Valve. Pero el problema, sin embargo, es que aquí empieza mi cinismo y algo me dice que esto no será muy diferente de los premios que han atormentado a este medio durante varios años ya.

Si algo tenían los premios presentados por Spike (además de que parecía un show-concierto, se enfocaba más en los anuncios del próximo año y era básicamente una burla a los videojuegos) es que las categorías eran muy simples y básicas; “Mejor videojuego de acción y aventuras” , “Mejor videojuego de Rol” , “Mejor videojuego de deportes” o “Mejor videojuego casual” y más allá del hecho de que deberían haber nominaciones a aspectos más profundos como diseño de niveles, dirección artística, mejor narrativa o demás, estos premios representaban algo peor: estaban diseñados para crear más marketing. En la portada de mi copia de The Elder Scrolls V: Skyrim, hay un recuadro gigante que dice: “Mejor videojuego del año” , juegos como Assassin’s Creed 4 pueden presumir que ganaron “Mejor videojuego de acción y aventuras” en su portada, mas no cosas más detalladas como, quizá, mejor estilo visual. Estas categorías son básicas porque el consumidor habitual no sabe mucho del desarrollo de videojuegos, y no se quiere enterar de algo más complicado que de hechos como que Bungie ya no hace Halo o que hay una entidad que va por el nombre de Rockst–algo que hace esos juegos donde matas prostitutas. El punto es que al no profundizar en categorías y mantener el asunto simple y bonito, se llega a un público mayor a la hora de presumir de los reconocimientos que ha tenido una obra en específico, ergo, las ventas aumentan y la compañía madre tiene más beneficios.

Pero la paranoia de verdad empieza al llegar a territorio de conspiraciones capitalistas. Aunque The Walking Dead haya ganado “Mejor Videojuego del Año” en 2012 (un movimiento sorprendente y muy grato, por cierto) el resto de los ganadores son algo dudosos. No pongo en duda el criterio del jurado, pero detrás de bambalinas siempre puede llegar un maletín muy grueso que puede afectar muchas opiniones y gustos. Y si antes éstos podían llegar de manera disimulada y sin crear mucho ruido fuera de las voces de críticos extremistas, ahora esto es imposible de poner en duda. Reitero una vez más: Sony, Microsoft, Nintendo, Activision, EA, Ubisoft, Rockstar y Valve patrocinan este evento. Si romantizamos este hecho, se podría decir que por fin hay una gala de premios por y para el medio en sí, pero es que no puedo evitar si no sentir angustia y duda. ¿Quién no me dice que las categorías se mantendrán simples para usarlas como herramientas de marketing? ¿Quién no me dice que “El Mejor Videojuego de Acción” lo ganará Assassin’s Creed Unity? ¿Quién no me dice que “El Mejor Shooter” lo ganará Call of Duty: Advanced Warfare? ¿O que Rockstar se llevará el premio al mejor estudio por sólo hacer una remasterización? Y si los premios a los mejores exclusivos me parecían risibles en los VGX, ahora me hacen entrar en pánico. Si estas categorías entran en juego en The Game Awards, será mucho peor, pues si las compañías madres están poniendo el dinero para el evento, lo más probable es que reconocimientos como “El Mejor Videojuego de PS4” lo ganará inFamous: Second Son, “El Mejor Videojuego de Xbox One” lo recibirá Sunset Overdrive y “El Mejor Videojuego de Wii U” irá a Bayonetta 2.

Esto no es una celebración del medio, es una forma de hacer publicidad de manera disfrazada. Las compañías grandes están dejando a un lado sus rivalidades para recompensarse a ellos mismos, como si se estuvieran dando una palmadita en sus propias espaldas a través de una suma de dinero. Esto es una conspiración; los premios estarán arreglados y únicamente veremos a los lanzamientos importantes del año ganar en las categorías -probablemente- simples. No veremos a The Banner Saga ser nominado a la “Mejor Banda Sonora”, The Wolf Among Us ni siquiera estará nominado para ganar un hipotético premio a “Mejor Guión en un Videojuego”, y lo más seguro es que The Sailor’s Dream no existirá ante los ojos del jurado así como un reconocimiento a la “Mejor Narrativa en un Videojuego”.

Es triste. Es deprimente.

Tenemos tres semanas para darnos cuenta si esto que digo es de verdad. Ojalá me equivoque. Con un GamerGate que ha hecho mucho daño, sólo espero que el jurado a cargo de elegir los videojuegos, sean honestos, pero lo más probable es que estos solamente sean una re-edición de los VGX, solamente que esta vez, los corporativos en corbatas están participando directamente en fomentar las ventas de sus juegos mediante premios superficiales.